El
24 de Junio de 2018 era como muchos otros días para mí. Era la cúspide del
verano y yo estaba derritiéndome en mis pesadas ropas de campo (incluyendo
pesadas botas de cuero de guardabosque) mientras merodeaba el Bosque Atlántico
agudizando mis oídos por cualquier sonido de los capuchinos por encima de los
metálicos chirridos de las cigarras. La mayor parte del día no habíamos tenido
suerte mientras caminábamos por el bosque, mi mente empezaba a divagar. Ese
día, mi mente no dejaba de pensar de nuevo en a una solicitud por una
subvención que había presentado el octubre anterior. La subvención más
ambiciosa por la cual alguna vez había aplicado. Una subvención estándar por
parte de la National Geographic Society.
Cuando
nos mudamos de Laguna Blanca a Pilar y a PRO COSARA aún teníamos dos autos. Sin
embargo, la vieja Hilux estaba empezando a alcanzar el fin de sus días y era
una verdadera batalla en las rutas asfaltadas y la Wingle era necesaria para
facilitar los proyectos en Pilar. Esto significaba que los viajes al Bosque
Atlántico para continuar con el proyecto capuchino se debían hacer a través de
autobús. Los viajes no eran para nada placenteros. Íbamos de Pilar a
Encarnación donde cambiábamos a lo que cariñosamente llamábamos “autobús de
gallinas” para el viaje a Ynambú, el pueblito más cercano a la reserva donde
éramos recogidos por los guardabosques para la última media hora en la
carrocería de su camioneta en una ruta de tierra. El viaje de regreso era aún
peor y requería sentarse 5 horas en San Ignacio al lado de la ruta esperando un
autobús que pasara hacia Pilar (que nunca tenía asientos disponibles) y nos
llevara a casa a las 1 a.m.
No
era sostenible y requeríamos una mejor solución. Entonces hice la zambullida y
apliqué sin mucha esperanza, siendo honesta. Un rápido avance al 24 de Enero.
Yo sabía que sabrpia los resultados antes del 26, pero por alguna razón no
podía para de fantasear que abriría mi email y vería que había sido premiada.
Seguía alejando el pensando, confiada de que solo sería más decepcionante al no
conseguirlo. Volvimos a casa cerca de
las 7:30 pm, dos de los guardabosques estaban tomando cerveza fuera del lugar
del aeroplano donde vivían y me ofrecieron una. Me tiré sobre el concreto al
lado de ellos, acepté una cerveza y tomé mi teléfono que vibraba en mi
bolsillo. Un email había llegado de National Geographic. Me
sentí como enferma. Debí haberme puesto blanca porque los guardabosques me estaban
mirando.
“Querida
Señorita Smith: El comité para el estudio y la exploración de National
Geographic Society la ha concedido un premio…”
Empezé
a gritar y rompí en llanto, causándoles casi un ataque a los pobres
guardabosques.
¡Pero
cuál es el proyecto! El proyecto se titula “Paraíso perdido: Salvando al
capuchino de Azara y al Bosque Atlántico del Alto Paraná a través del estudio
científico y el involucramiento de la comunidad” y se divide en tres partes:
Objetivo
1: Determinar las necesidades socio-ecológicas del Capuchino en el Bosque
Atlántico.
Esta
es la continuación del proyecto de estudio capuchino. Como el título del
estudio ha sido hecho en Paraguay importantes decisiones de conservación son
constantemente tomadas con poco entendimiento de las amenazas a las que se
enfrentan los ecosistemas y esto resulta en acciones poco efectivas de
conservación. Esta sección del proyecto tiene por meta estudiar la ecología y
comportamiento del mono capuchino en el Parque Nacional San Rafael, combinar
los resultados con el conjunto de datos a largo plazo de PLT de Laguna Blanca y
determinar los requerimientos ecológicos de esta especie en los fragmentos de
bosque de diferentes tamaños y niveles de degradación. Usando esta información mi
objetivo es crear el primer plan de acción del país con evidencia sólida para
la conservación del capuchino en el Bosque Atlantico.
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El capuchino de Azara (Sapajus cay)
en Nueva Gambach, Parque Nacional San Rafael, Paraguay
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Objetivo 2: Programa de entrenamiento primatológico
para Guardabosques.
Esto próximamente. Empezaremos un curso para
guardabosques paraguayos de todo el Paraguay, enseñándoles técnicas de campo de
la Primatología incluyendo telemetría VHF, cámaras trampa y censos y técnicas
de encuesta para contar los grupos de primates en las reservas donde
trabajamos. También recibirán en técnicas de educación ambiental por parte del
equipo de educación “Voces de la Naturaleza” de Para La Tierra.
Enseñando cómo usar el receptor
Biotrack Sika – una herramienta invaluable cuando se rastrea a un animal como
el capuchino.
Objetivo 3: Inspirar a una nueva generación de Héroes
Conservacionistas
El estudio es genial. Definitivamente amo el estudio científico.
Pero soy plenamente consciente que el éxito de un proyecto de conservación es
multidisciplinario y, como no hay balas de plata, los problemas necesitan ser
abordados de diferentes ángulos. El premio de National Geographic nos permitió
extender el proyecto primate a las comunidades locales y empezar a enseñar en
las escuelas primarias. Estamos en el proceso de llevar a cabo las tres
lecciones de la protección de primates desarrolladas por los eco-clubs con el
apoyo del Premio al Desarrollo de la Educación Lawrence Jacobsen de la
International Primatological Society (2016) en tres comunidades que limitan con
San Rafael.
| Enseñando a cerca de la contaminación del agua en una escuela en Alto Verá. |

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