Cuando trabajas con
los Capuchinos puedes notar rápidamente mientras andas por el bosque que cuando
comen en un árbol frutal, tienden a dejar atrás un absoluto desastre. Los monos
capuchinos son increíblemente comedores desastrosos. Desperdician muchísima fruta,
la cual termina mayoritariamente en el suelo del bosque. Tal vez “desperdiciar”
es una palabra fuerte. Dentro de todo, al menos los nutrientes de las frutas
vuelven al suelo, enriqueciéndolo para otras plantas u hormigas y otros
insectos que disfrutan el festín. Pero el grupo Primate de Para la Tierra
quería saber si algo un poco más grande que un insecto se beneficiaba del
excedente de la hora de la comida de los capuchinos.
Asociaciones
interespecíficas han sido observadas entre varias especies de capuchinos y
otros grandes mamíferos, incluyendo pecaríes, coatíes, eirás y monos aulladores.
En 2014, Tortato et al. publicó un
pequeño artículo documentando a los pecaríes de collar siguiendo a los monos
capuchino (Sapajus cay) y comiendo
las sobras de coco en el Pantanal Brasileño. Los pecaríes de collar son una
especie que tenemos en Laguna Blanca y decidimos que sería interesante
descubrir si hay o no interacciones interespecíficas aquí.
Una pasante, Kelly, se
unió al equipo primate en Mayo de 2016 para comenzar con un levantamiento de
datos sobre la diversidad en la dieta de los grupos de capuchinos, para su
trabajo de Maestría. Durante su pasantía decidimos iniciar el estudio sobre
asociaciones interespecíficas. Armada con cámaras trampa, empezó la recolección
de datos esponáneos para comprobar la teoría de que otros mamíferos se
alimentan de las sobras de los capuchinos. Durante los seguimientos a los
monos, ella colocaba las cámaras de manera que se enfocaran en las bases de los
árboles frutales que los monos había visitado recientemente. Las cámaras
permanecían allí por tres o cuatro días.
Casi inmediatamente
las cámaras rindieron resultados emocionantes y sorpresivos. De hecho se
pudieron filmar 6 diferentes especies que comían las frutas: zorro cangrejero,
el agutí de Azara, una Didelphis oposum no identificada, ratas marrones
(desafortunadamente), una liebre brasileña y el coatí sudamericano. Los
visitantes más frecuentes fueron definitivamente los agutíes. También
ocurrieron apariciones de otras especies que no comían los restos de fruta,
como el guazú pyta, el armadillo de nueve bandas, el casi extinto, leopardo
tigre (Leopardus tigrus) y el primer
registro de la reserva, un gato tigre (Leopardus
wiedii). Los dos felinos son extremadamente similares y fueron difíciles de
identificar en los videos y fotografías que tenemos, pero ahora estamos seguros
de juzgar mediante el largor de la cola en relación con el largor del cuerpo.

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