Monday, 1 April 2019

Desglosémoslo: La investigación científica

Mi proyecto financiado por National Geographic se divide en tres secciones, basadas en los tres principios de la Fundación Para La Tierra: investigación científica; compromiso comunitario y educación.


Hablemos sobre la investigación científica.

Esta parte de mi proyecto es también el estudio que he estado haciendo para mi PhD (Ciencia de la Conservación) con la Universidad de Aberdeen. Estoy trabajando para determinar los requerimientos ecológicos del capuchino de Azara en el original y afectado Bosque Atlántico del Alto Paraná.  

Hay tanto que quiero saber sobre cómo esta increíble pequeña especie se maneja con la masiva escala de destrucción en este bosque. ¿Cambia la composición y tamaño de sus grupos? ¿Cambia el rango de distribución? ¿Tienen que alterar sus dietas? ¿Pueden alterar sus dietas? ¿Utilizan el espacio disponible de manera diferente? ¿Cómo afecta el nivel de perturbación del hábitat a sus actividades?

¡Tantas preguntas! Pues ¿cómo trato de responderlas?

Paso 15 días al mes en mi sitio de campo en Nueva Gambach, con un pequeño grupo de voluntarios quienes vienen a ayudar y aprender sobre la colección de datos conductuales. Nos levantamos y salimos de la casa como media hora antes de la salida del sol, de esta manera podemos llegar al sitio de los monos antes de que despierten. Cada media hora (o cuando los monos se mueven más de 100m) marcamos el GPS con nuestro aparato. Tan pronto como se despiertan usamos una técnica llamada “scan sampling” para registrar el comportamiento de cada individuo visible cada minuto. Mi grupo focal tiene 22 individuos [tres adultos machos, seis adultas hembras, siete subadultos (tres hembras, dos machos y dos de sexo indefinido), tres juveniles (un macho, una hembra y uno de sexo indefinido) y tres infantes]. Esto hace que el registro de datos sea un enorme desafío. Estos monos son muy activos, de rápido movimiento y el hábitat es denso y difícil para moverse a través de él.



Usamos dictáfonos para registrar el comportamiento como una única manera de asegurarnos de que no estamos pasando nada. Créanme, he tratado todo. El número de veces que me he tropezado y caído mientras trataba de escribir cosas en la hoja de datos y miraba arriba han quedado atrás. ¡Ahora lo hago grabando audios de voz! 


Primero, registramos la identidad de los individuos, o al menos edad y sexo. Los capuchinos no presentan dimorfismo sexual de manera obvia y discernir esto puede ser desafiante para los nuevos estudiantes. Tiendo a buscar indicadores físicos primero – la forma y tamaño del penacho, cicatrices obvias (una de mis hembras subadultas está perdiendo un ojo) o si hay alguna clara diferencia en la coloración (uno de mis machos adultos en Laguna Blanca tenía un gran mechón de cabello blanco que sobresale de la parte posterior de su cabeza negra) Los machos y hembras adultos son los más fáciles de diferenciar. Los machos son grandes y robustos. Las hembras son más sutiles y tienen penachos frontales ridículamente formados. Tenía una hembra llamada Alien en el Grupo O en Laguna Blanca, la cual parecía que un platillo volador había aterrizado en su frente, y otra hembra en el Grupo F que parecía que alguien había pegado pompones en su cara. Muy distintivos. Con los subadultos y juveniles es mucho más difícil. Lucen muy, muy similares y para positivamente sexarlos  (determinar su sexo) tienes que echar una mirada a sus genitales.


Una vez que sabemos a quién estamos mirando, registramos a cuántos metros de altura en el árbol está el individuo, lo que está haciendo y si algún otro individuo está dentro de los 1m. Si el individuo está comiendo, necesitamos registrar lo que está comiendo y cualquier otra información útil como de qué manera está procesando la comida o si está usando una mano en preferencia sobre otra.

Cuando los monos empiezan a moverse las cosas se vuelven incluso más difíciles, y a menudo incluso más divertido. Necesitas tratar de permanecer con ellos el mayor tiempo posible. No siempre es fácil. De hecho, más a menudo no es posible. Puedes terminar muy atascado en un pantano, al tratar de mantener tu equipamiento seco y continuar siguiéndolos. O gatear entre tacuaras (bambú) punzantes. O saltar al río para tener una mejor vista. A veces es más fácil rodear por el borde del bosque y tratar de cortar el camino hasta su siguiente sitio de alimentación. Muchas veces los perdemos y debemos pasar horas andando por el bosque en silencio, agudizando nuestros sentidos ante un sonido de alarma.




Esto nos lleva hasta el crepúsculo. Tratamos de localizar el sitio donde duermen, donde pasarán la noche y se quedarán hasta que acabe la oscuridad. Los días pueden durar de entre 11 a 15 horas en el bosque dependiendo del tiempo del año. Es difícil, física y mentalmente demandante, pero más que nada, maravilloso. Nunca podré ver como algo inferior a un privilegio el hecho de poder observar las vidas de estos espectaculares y pequeños monos.